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¿De dónde vienen las dedicatorias?

¿Alguna vez se detuvieron a meditar sobre el origen de las dedicatorias? Me atrevo a decir que probablemente no lo hayan hecho, y aun así, es un acto que realizamos casi sin darnos cuenta. Escribimos tarjetas, mensajes, agradecimientos, felicitaciones casi todo el tiempo. Complementamos un regalo material con algo mucho más personal y emotivo ¿Qué es un regalo de cumpleaños sin una linda nota dirigida hacia la persona especial? ¿Qué es un ramo de flores si no tiene una firma? Las dedicatorias son parte de nuestra vida pero, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Intentar rastrear la primera dedicatoria que alguna vez se haya hecho, es una tarea sumamente difícil, cuándo no imposible. Hoy en día contamos con medios digitales que nos hacen infinitamente más fácil almacenar y distribuir información pero, como bien sabemos, no siempre fue así. Es muy probable que la primera dedicatoria garabateada en algún lugar perdido de la tierra no sea hallada jamás.

Sin embargo, tenemos fuertes indicios que nos cuentan que las dedicatorias comenzaron a hacerse habituales durante el medioevo y la edad media. Originalmente, los autores renacentistas tenían una razón especial para dedicar su trabajo a una determinada persona: hasta bien entrado el siglo XVIII, no era habitual que los editores remuneraran a los autores; por lo tanto, estos tendían a dedicar su obra a sus patrones, mentores o personas de alta sociedad para que financiaran su trabajo. También procuraban obsequios o favores. Algunas veces funcionaba, a veces no. De esta forma las dedicatorias comenzaron siendo un anhelo de remuneración económica, aunque con el tiempo, las costumbres cambiarían.

La tradición de las dedicatorias se fue expandiendo por toda Europa, centrándose en las lenguas romance. Dejaron de ser exclusivamente motivo de remuneración y comenzaron a parecerse más a lo que hoy en día conocemos. Con el inicio de la edad moderna, las dedicatorias se establecieron como una forma de agradecimiento a alguna persona en específico. Esta persona podría ser aquella que acompañó al autor, que lo motivó, que permitió que su trabajo siguiera adelante… etc. Las dedicatorias en los libros se hicieron sumamente famosas y casi todos los autores hoy en día comienzan sus obras con una página en blanco con unas pocas líneas de agradecimiento.

¡Pero todavía hay más! No tenemos que viajar a la Europa renacentista para encontrar dedicatorias. Los pueblos originarios de diversos sectores de Latinoamérica encontraban en las pinturas rupestres un medio para rendirles homenaje a sus dioses, dedicándole sus cosechas y pidiéndoles prosperidad.

Las dedicatorias fueron, son y serán una parte importante de la vida en sociedad. Las escribimos para agradecer, para obsequiar, las escribimos como parte de un regalo especial, al comienzo de un libro, al final de una película, en una nota enviada secretamente. Somos seres sociales y esta forma de escritura nos acerca entre nosotros.

Permitámonos ese regalo abstracto. Dediquemos.

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