Primero que nada, hay que ser muy cuidadoso a la hora de manipular las flores. Esto se debe a que en su mayoría son sumamente frágiles, y podrían desprenderse pétalos, o quebrarse varas solo con un mal movimiento. Para evitar esto, debes tener en cuenta a las flores en su totalidad. ¿Qué quiere decir esto? Estar atento a que al levantar el ramo y colocarlo en un florero con agua, ninguna flor toque en la parte superior algún mueble, una lámpara, o el techo, debido a que el roce con estos, podría dañar a más de una flor.
También es muy importante insertarlos suavemente en un florero que sea acorde al tamaño de tu ramo, y que no sea muy grande como para que se desarme todo el ramo, ni muy chico como para que las varas queden presionadas, ya que podrían romperse o deslucir la estética del arreglo.
El florero indicado: la base de todo.
El universo de los floreros es sumamente variado y a veces en la búsqueda del más acorde, uno se abruma por tantas posibilidades. Lo más importante es atender las necesidades del tamaño del ramo ¿Cómo darte cuenta de esto? Seguí leyendo.