Suculentas para el hogar de Fabiana
La vida está llena de grandes momentos, de días especiales y enormes pasos que nos enseñarán muchas cosas. El día de hoy en Cecile Mag, vamos a hablar de uno de esos momentos, quizás el pasaje definitivo de la adolescencia a la madurez: mudarse solo. Es un paso enorme que merece ser festejado. Separarse de un hogar paterno es una experiencia liberadora y hermosa y al mismo tiempo puede que un poco agridulce. Hoy les contaremos la historia de Fabiana, de cómo atravesó este cambio y las cosas que le ayudaron a instalarse en su nuevo hogar.
Fabiana se va a mudar sola por primera vez, primera casa, primeras elecciones. Ya tiene todo decidido, los colores de las paredes, los muebles y hasta los cuadros que va a colgar. Fue una gran decisión, un gran paso a la adultez. Si bien se siente un poco nerviosa, está segura de que disfrutará a fondo esta nueva experiencia. Su familia la despide con sonrisas tristes, pero llenas de orgullo. Llegó el momento de adentrarse en una nueva etapa de su vida.
Fabiana deja el nido por cuestiones laborales. Se muda más cerca de su trabajo, no más viajes largos, no más subtes ni trenes. Ahora se encuentra tan solo unas cuadras de su destino laboral ¡Es una maravilla! No sabemos si ustedes, lectores, tienen que viajar varias horas para llegar a sus trabajos o a sus facultades. Si lo hacen, entenderán perfectamente a Fabiana, pero si tienen la suerte de no tener que viajar déjenos decirles que es algo sumamente cansador. Muchas veces esta decisión de mudarse más cerca puede salvarnos horas y horas de nuestros días que podremos invertirlos en actividades que realmente queramos hacer, o simplemente sumar horas de descanso.
Una de las primeras cosas que pensó Fabiana cuando se mudó a su nuevo hogar, fue que la posibilidad de ir caminando al trabajo la llenaba de emoción. Ahora podría distender las piernas y hacer un poco de ejercicio su rutina, ya que todo el día se encuentra sentada frente a la computadora. La marcha a su jornada la llenaría de aire fresco y de energía para poder comenzar el día de la mejor manera posible.
Lo único que le falta es darle a la nueva casa ese toque que la pueda convertir en un hogar. Si bien todos los muebles ya estaban en su lugar, las paredes pintadas, los cuadros colocados, todavía había algo que le faltaba en su nueva morada. Es por eso que decidió autoregalarse unas suculentas para llenar de vida los rincones de su casa. Tanto Fabiana como todos nosotros sabemos que la suculentas son las mejores plantas para una persona que quiere contar con verde en su casa, pero no tiene mucho tiempo para cuidarlas. Son plantas que no necesitan de tanto riego, por si acaso se llegara a olvidar, ya que de ahora en más va a tener muchas más responsabilidades de las que solía tener. Pero así es la vida y hay que saber adaptarse, no hay nada más hermoso que el aprender a ser autosuficiente.
¿Te gustó la historia de Fabiana? ¿Te sentiste identificado? Cuéntanos en los comentarios.